"A mediados de 2002 nos enteramos de la existencia y posible explotación del yacimiento Cordón Esquel por los diarios locales, que presentaron la noticia como una promesa de progreso. Se generó expectativa hasta que comenzó a ser cuestionada desde pequeños grupos críticos", recordó a Télam la docente jubilada Nilda Bulzomi, integrante de la Asamblea No a la Minal.